Fumaba pesado,
denso y tuerto.
Con amarillo en los dedos.
Menos los dos de su frente.
Engañó a nosecuantos.
diciéndoles que era famoso.
Por no hacer nada.
Entonces se hizo, a sí mismo.
A base de una gran tarta
ácida y agria.
Que se escurría.
Que caducaba.
Dejó de engañar
y se convirtió en anónimo
denso y ciego.
Fumando velas,
con letras de ánimo,
con números de aniversario.
A partir de entonces,
por mucho que le duela admitirlo.
Dejó de fumar pesado,
denso y tuerto.
Amarillo entero por fin.
El hombre tarta.
Desastre.